¿Banco de las oportunidades?

Ese día salí con Sergio a dar una caminada y en el trayecto entramos a la casa de un amigo nuestro. Sabíamos que estaba allí no porque estuviera de vacaciones, sino porque el pobre lleva varios meses vagando. Nada raro en Yarumal. Un hombre con tanto talento se ha convertido en mago, para poder multiplicar los pocos pesos que se gana vendiendo artesanías o los libros de su biblioteca a precios irrisorios.
Su esposa nos invitó a tinto mientras conversábamos y escuchábamos las penas de un profesor que ya nos es útil en un aula de clase. Lo curioso es que tiene unas ideas maravillosas para plantearse y así reivindicarse con la sociedad, pero solamente le falta algo insignificante para hacer sus proyectos realidad: plata.
Nos dijo que ha hablado con varias personas, entre ellas algunos burgueses del pueblo, pero que como no tiene en qué caerse muerto no lo apoyan.
Con esta inquietud nos despedimos de él y nos dirigimos a donde creíamos le darían solución a este problema de nuestro amigo desempleado, que no digo el nombre porque “me cuesta trabajo”. Llegamos, entonces, al Banco del Trabajo, que para acabar de ajustar lleva el nombre de un maestro: Julio Vergara.
Allí nos atendió una mujer muy hermosa a la que le dije que yo tenía una idea de proyecto que generaría por lo menos un empleo. Se la comenté y le pregunté por los requisitos. Fotocopia de la cédula, bien; sisbén estrato uno, dos o tres, bien; último recibo de servicios públicos, bien; un fiador asalariado o independiente o con propiedad raíz, ¡grave! Lo mismo que cualquier otro banco ¿Entonces con qué fin lo crearon? Con razón dicen que hasta para pedir limosna se necesita mostrar una moneda en la palma de la mano. Y lo más importante, si uno está reportado como moroso, menos que le prestan. Es decir, una buena idea de negocio de nada sirve para un pobre. Y yo que también pensaba en un proyecto para presentar a este banco… Si alguien que esté leyendo esta columna me puede servir de fiador le agradezco me haga llegar copias de sus títulos de propiedad raíz o de extractos bancarios con saldos de mínimo ocho dígitos ¿Será mucho pedir?
Nos dirigimos luego a la secretaría del Honorable Concejo en donde muy formalito el secretario nos facilitó copia del acuerdo municipal por medio del cual se crea el Banco del Trabajo. Acuerdo 007 de mayo 31 de 2006. En este se menciona que las personas ubicadas en estratos uno, dos y tres y que no tengan oportunidad de acceder a créditos en entidades bancarias serán los beneficiarios de los créditos.
Por eso hago un llamado a la Junta Directiva del Banco del Trabajo. Si esta entidad fue creada en “beneficio de los habitantes más vulnerables del municipio” deben tener en cuenta que los pobres no tenemos cuenta… bancaria. Que lo único que nos sirve de fiador es nuestra palabra. Que los pobres sí pagamos cuando tenemos con qué (a veces dejamos de comprar carnita por pagar los impuestos). Que a los pobres los ricos no nos ayudan, ni nos prestan para un mercado, inclusive creen que no nos bañamos todos los días, menos nos van a servir de fiadores.
Por eso los invito a que conserven la filosofía del profesor Mohamed Yunus, quien fue la persona que impulsó lo que llamó el Banco de los Pobres en Bangladesh. Yunus es conocido mundialmente por su invención del sistema de microcréditos. Para poner en práctica su idea, decidió hacer un préstamo personal equivalente a 30 euros a una mujer que hacía artesanías, además de otras 42 mujeres que querían realizar actividades artesanales. Los préstamos fueron devueltos a su vencimiento. Aquello animó a Yunus que, con ayuda de sus estudiantes, empezó a ampliar el sistema de microcréditos. En 1983 creó el Banco Grameen (rural). En los últimos 20 años se estima que el Banco Grameen ha prestado más de dos mil millones de euros a tres millones y medio de pobres. El banco tiene más de mil sucursales por todo el mundo y está siendo imitado por más de 7.000 organizaciones. Él realiza préstamos a la palabra, sin intereses y esto le mereció el premio nobel de paz.
Señores Junta Directiva de Banco del Trabajo. Los invito a que modifiquen sus estatutos y piensen en las personas de estrato bajo con ideas y con ganas de trabajar. Así los postularemos este año al premio nobel de paz. Los pobres tenemos hambre; y el hambre nos hace ser creativos; y la creatividad nos vuelve responsables; y quien es responsable tiene el paraíso ganado. Ustedes pueden convertir a Yarumal en el Jardín del Edén.
En cuanto a mi amigo, el desempleado que mencioné antes, no morirá de hambre; eso me tranquiliza porque aunque en su solar no hay un árbol de manzanas, sí cuenta con su costilla y no con una, sino con varias culebras. Ese es su paraíso.

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