Este momento histórico por el que pasa el país dejará huellas imborrables que servirán de guía a nuestros descendientes, aunque no se sabe si el camino que estamos trazando conduzca a un territorio donde se pueda, a futuro, vivir, si no de la mejor manera, por lo menos vivir de una buena manera.
Es este un reto que se enfrenta en todos los rincones de Colombia, máxime cuando las políticas de los gobiernos de turno señalan con negrita la calidad de vida, el desarrollo humano integral, la convivencia pacífica, la libre expresión de la personalidad, el desarrollo sostenible del campo y otros graffitis más románticos.
Pero lo cierto es que miles de personas son excluidas por organizaciones económicas que no requieren más del ser humano para producir.
En este presente se destaca el sentido de lo útil, esta época se caracteriza por el paso de la explotación a la exclusión.
Los partidos políticos tradicionales se han convertido en actores protagonistas del escenario –o de la comedia- haciendo de los gobernantes de los municipios sus obedientes estafetas. Es evidente que el poder político segrega, desplaza, opaca, divide y excluye. Las recomendaciones dadas a personas para ocupar un puesto, haya o no un perfil para el cargo, son bastante populares.
Este horror existente es regulado por los medios de comunicación ocultando sus orígenes, embrutecen, distraen, persuaden, confunden y desaniman las comunidades. También son parte del absorbimiento que concentra a niveles de napalm el poder político –y el económico, evidentemente-. Para las empresas de medios de comunicación las imágenes, la información, los textos son mercancía cuya producción cuesta y que han de ser vendidas para elevar sus ingresos. Aquello que atente los intereses del poder político no es divulgado; se privilegia la difusión de aquello que permite mantener el control y la domesticación humana.
No en vano se afirma que los medios de comunicación son determinantes en la dinámica de las culturas ubicándosen en un lugar intermedio: por encima se encuentra el poder económico, debajo el poder político, dos sistemas que se escudan bajo la premisa de devorar para no ser devorados, algo parecido a la cadena alimenticia de la selva. De hecho, lo anterior produce resistencia (Sartre lo habría llamado náusea) por parte de grupos o movimientos que no comparten la injusticia social.
Estos movimientos se mueven desde diferentes ángulos: los ecologistas que buscan disminuir la crisis medioambiental; los que defienden los derechos de la mujer en un país machista; las comunidades indígenas que tratan de conservar sus raíces ancestrales y su entorno; los jóvenes que reciben de herencia un planeta sin oxígeno ni agua puros, un mundo violento, sin oportunidades para trascender, donde el placer, el dinero fácil y el regguetón conducen a un ostracismo mental que asesina la creatividad.
Todo este paquete de ideas conlleva a inferir lo que ya señala la revista Nova y Vetera en la edición de marzo de 2001 al anotar que “en la confrontación entre las energías de la vida y las fuerzas que impulsan a la destrucción, la acción o la indiferencia de la comunidad serán definitivas. Por esto, la resistencia grupal y comunitaria, su incursión eventual pero persistente, y la protesta en red posibilitarán una acción mundial significativa frente a la muerte y la iniquidad".
Es justo protestar en contra de un sistema económico excluyente; es justo protestar en contra de un sistema de gobierno politiquero; es justo difundir la percepción diferente que se tiene del mundo a través de un medio escrito. Con razón Derrida, filósofo francés, propone un modelo filosófico basado en la actualidad: “la deconstrucción”. Con ella se pretende “borrar” los modelos actuales de política, sociedad, economía y cultura y formar nuevos conceptos basados en la construcción de nuevos paradigmas, de nuevas formas de vernos y pensarnos en el mundo, pues más difícil que aprender es desaprender.
Competencia lectora.
El tema central del escrito es:
a) El poder político y económico son culpables de la exclusión.
b) Los tres poderes en el país son el económico, el político y los medios de comunicación.
c) La exclusión conlleva a que se formen grupos de protesta en contra de la violación de los derechos fundamentales de las personas.
d) La indiferencia de la comunidad es culpable de que existan fuerzas que impulsen a la destrucción.
La expresión señalan con negrita significa en el texto:
a) Discriminar
b) Degradar
c) Ofensa
d) Resaltar
Escenario es a comedia como:
a) Actor a teatro
b) Sábados felices es a comediantes
c) Tarima es a vallenatos
d) Coliseo es a deporte
4. La expresión estafetas significa en el texto:
a) Subordinados
b) Arrodillados
c) Desplazados
d) Oficina de encomiendas
La expresión: “más difícil que aprender es desaprender”, significa:
a) Lo que se aprende no sirve para nada.
b) Todo está perdido.
c) La adaptación de una costumbre o actitud ya establecida por otra.
d) No significa nada, porque primero hay que estudiar.
Es este un reto que se enfrenta en todos los rincones de Colombia, máxime cuando las políticas de los gobiernos de turno señalan con negrita la calidad de vida, el desarrollo humano integral, la convivencia pacífica, la libre expresión de la personalidad, el desarrollo sostenible del campo y otros graffitis más románticos.
Pero lo cierto es que miles de personas son excluidas por organizaciones económicas que no requieren más del ser humano para producir.
En este presente se destaca el sentido de lo útil, esta época se caracteriza por el paso de la explotación a la exclusión.
Los partidos políticos tradicionales se han convertido en actores protagonistas del escenario –o de la comedia- haciendo de los gobernantes de los municipios sus obedientes estafetas. Es evidente que el poder político segrega, desplaza, opaca, divide y excluye. Las recomendaciones dadas a personas para ocupar un puesto, haya o no un perfil para el cargo, son bastante populares.
Este horror existente es regulado por los medios de comunicación ocultando sus orígenes, embrutecen, distraen, persuaden, confunden y desaniman las comunidades. También son parte del absorbimiento que concentra a niveles de napalm el poder político –y el económico, evidentemente-. Para las empresas de medios de comunicación las imágenes, la información, los textos son mercancía cuya producción cuesta y que han de ser vendidas para elevar sus ingresos. Aquello que atente los intereses del poder político no es divulgado; se privilegia la difusión de aquello que permite mantener el control y la domesticación humana.
No en vano se afirma que los medios de comunicación son determinantes en la dinámica de las culturas ubicándosen en un lugar intermedio: por encima se encuentra el poder económico, debajo el poder político, dos sistemas que se escudan bajo la premisa de devorar para no ser devorados, algo parecido a la cadena alimenticia de la selva. De hecho, lo anterior produce resistencia (Sartre lo habría llamado náusea) por parte de grupos o movimientos que no comparten la injusticia social.
Estos movimientos se mueven desde diferentes ángulos: los ecologistas que buscan disminuir la crisis medioambiental; los que defienden los derechos de la mujer en un país machista; las comunidades indígenas que tratan de conservar sus raíces ancestrales y su entorno; los jóvenes que reciben de herencia un planeta sin oxígeno ni agua puros, un mundo violento, sin oportunidades para trascender, donde el placer, el dinero fácil y el regguetón conducen a un ostracismo mental que asesina la creatividad.
Todo este paquete de ideas conlleva a inferir lo que ya señala la revista Nova y Vetera en la edición de marzo de 2001 al anotar que “en la confrontación entre las energías de la vida y las fuerzas que impulsan a la destrucción, la acción o la indiferencia de la comunidad serán definitivas. Por esto, la resistencia grupal y comunitaria, su incursión eventual pero persistente, y la protesta en red posibilitarán una acción mundial significativa frente a la muerte y la iniquidad".
Es justo protestar en contra de un sistema económico excluyente; es justo protestar en contra de un sistema de gobierno politiquero; es justo difundir la percepción diferente que se tiene del mundo a través de un medio escrito. Con razón Derrida, filósofo francés, propone un modelo filosófico basado en la actualidad: “la deconstrucción”. Con ella se pretende “borrar” los modelos actuales de política, sociedad, economía y cultura y formar nuevos conceptos basados en la construcción de nuevos paradigmas, de nuevas formas de vernos y pensarnos en el mundo, pues más difícil que aprender es desaprender.
Competencia lectora.
El tema central del escrito es:
a) El poder político y económico son culpables de la exclusión.
b) Los tres poderes en el país son el económico, el político y los medios de comunicación.
c) La exclusión conlleva a que se formen grupos de protesta en contra de la violación de los derechos fundamentales de las personas.
d) La indiferencia de la comunidad es culpable de que existan fuerzas que impulsen a la destrucción.
La expresión señalan con negrita significa en el texto:
a) Discriminar
b) Degradar
c) Ofensa
d) Resaltar
Escenario es a comedia como:
a) Actor a teatro
b) Sábados felices es a comediantes
c) Tarima es a vallenatos
d) Coliseo es a deporte
4. La expresión estafetas significa en el texto:
a) Subordinados
b) Arrodillados
c) Desplazados
d) Oficina de encomiendas
La expresión: “más difícil que aprender es desaprender”, significa:
a) Lo que se aprende no sirve para nada.
b) Todo está perdido.
c) La adaptación de una costumbre o actitud ya establecida por otra.
d) No significa nada, porque primero hay que estudiar.
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