Las fotos del pecado

Ocho y pico de la noche. Después de un buen tinto en La Antioqueña con una breve dosis de nicotina me fui para un salón de Internet. Hacía varios días no abría mi correo y la última vez que lo estuve mirando nadie me había enviado nada. Ese día, entonces, me la pasé cacharriando la revista SoHo, que siempre publica unas deliciosas y artísticas fotos de descaradas mujeres hermosas de la farándula, que le dejan muy poco a la imaginación. Pero en ese número le di rienda suelta a la curiosidad con las fotos de Yidis Medina, que la mayoría de ustedes vieron en noticias de televisión.
Y descubrí el masoquismo, pues las veía y las volvía a mirar. Esas grotescas fotos que enseñaban los gorditos de Yidis, lo que nos estaban infiriendo es cómo es el cuerpo del delito. Esa edición de SoHo, según leí después, ha sido la más vendida en la historia de esa revista. Lograron su cometido; mucha gente quería comprobar que tras las rejas se puede encontrar la verdad desnuda de la reelección de Uribe.
Pero volvamos a mi visita al salón de internet de este miércoles pasado. Nada que me enviaban un correo que aún espero, en cambio sí encontré uno muy reciente que contenía un saludo con la palabra “grotesco”. Eran 5 fotos en las que aparecían unas jovencitas con uniforme de educación física de una de las instituciones educativas del municipio de Yarumal; nada raro si las sudaderas no les llegaran hasta las rodillas. Eso sí, son más artísticas las fotos de Yidis y aunque las “inocentes” muchachitas no dejan ver sus caras, sus nalgas con cacheteros blancos se volverán muy populares en internet. En una de las fotos las dos niñas de uniforme muestran sus provocativos traseros mientras otras tres, que sí dan la cara, sonriendo, hacen el popular gesto con el dedo que significa “métetelo”. Estas no tienen uniforme y aunque están vestiditas me sorprendí un poco al reconocer una amiga mía.
Ojalá alguna de estas jovencitas lea esta columna para que reciba una par de consejos: el primero, no permitan que fotos tan personales lleguen a internet, a no ser que quieran ganarle en popularidad a la ex congresista; y el segundo, la libertad va ligada a la responsabilidad, y aunque yo no he sido una cándida paloma, tengo el derecho de opinar que ustedes pueden mostrar los calzones al mundo entero, pero sin uniforme. No las estoy invitando a que se empeloten, sino a que se cambien el uniforme del colegio para que enseñen sus divinos pompis al mundo sin causar comentarios como el que hago en esta página. Además, porque si Yidis, empelota en esas fotos, no provoca un mal pensamiento, y verlas es un masoquismo, unas nalgas nuevecitas, de 15 abriles, afloran el voyerismo que tantos hombres poseemos y que todos negamos.

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