EL CAMINO DE LA VIDA

En la institución donde trabajo se acostumbra despedir el año laboral y darle la bienvenida a las vacaciones con una deliciosa comida, un brindis y una que otra sorpresa que se faja el que llamamos Comité de civismo.
Una de las sorpresas para el fin de año pasado fue contratar el Dueto Inspiración que conforman los músicos Arcadio Mazo y José Luis Chavarría. Era un día de alegría y compañerismo amenizado por este par de amigos de corcheas, ritmos y compases, que sostienen sus familias con el vibrar de las cuerdas de sus guitarras y sus cuerdas bucales. Al son de sus melodías ha suspirado más de un borracho entusao en las noches frías del pueblo. Y ese día se habían contratado para que cantaran una hora y nos hicieran suspirar con sus melodías.
Cabe decir del Dueto Inspiración que los dos integrantes son músicos desde hace aproximadamente veinte años y comparten también en otros grupos musicales como el mariachi Sentir Ranchero. Y por si alguien desea contratar una serenata para ganar puntos con la esposa o la suegra les anexo aquí dos números telefónicos a los que los pueden llamar: 310 511 15 19 y 887 55 10.
Pero volvamos a la actividad para la que contrataron a José Luis y Arcadio, porque les cuento que después de la comida fueron apareciendo sorpresivamente cantando la conocida canción “Amigo” de Roberto Carlos. Luego siguieron con “Cosas como tú”, “Mi mejor amigo” del Trío América, “Amistades especiales” de Ramón y Ramón” y precisamente luego de esta última canción le sonó el celular a Arcadio y tan maleducado, pensé, salió de la sala en la que estábamos para contestarlo. Luego llamó a José Luis, conversaron un rato y regresaron para cantar la clásica canción “El camino de la vida”. Luego de cantar esta, la quinta canción se disculparon porque se les había presentado un inconveniente y no podían continuar con la serenata. ¡El colmo! Dije para mis adentros. ¡Ay! Lo que yo no sabía era el porqué de esa decisión.
En la mañana un hermano de José Luis lo había llamado para decirle que viajara prontamente a Medellín, pues su mamá que se encontraba en agonía, quería verlo para despedirse de él. Pero José Luis no tenía plata con qué irse, debía esperarse a terminar la serenata en la noche para poder viajar con ese dinero, ya había intentado prestar algo pero no había conseguido nada.
Fue por eso que luego de la cuarta canción sonó el celular de Arcadio y él lo contestó, sospechaban una llamada trágica y así fue. Arcadio salió del salón, luego llamó a José Luis le comentó que había acabado de morir su mamá y volvieron a seguir cantando. Con gran emotividad encoramos “El camino de la vida” mientras José, con un nudo en la garganta lagrimaba disimuladamente, intentando esconder la pena. Sin embargo tenía que seguir con la serenata de una hora porque necesitaba el dinero para los pasajes. Con lo que le dieran de cinco canciones no le alcanzaría y su familia lo esperaba.
De todas formas, como dicen los hijos míos, la música vieja es muy triste (y tienen razón). El Dueto tuvo que explicarnos la triste noticia, cosa que nos consternó. Yo recordé una entrevista que le hicieron hace no se cuántos años a Montecristo, el famoso cómico antioqueño, a quien le tocó actuar una tarde y hacer reír a carcajadas a un público exigente, para poder enterrar un hijo que le habían matado esa mañana en Medellín. Cosas de los artistas. Mis compañeras entendieron la situación, le dieron el pésame y le dijeron que era mejor que viajara de una vez, y sin conocer que José Luis estaba sin cinco, les pagaron la hora completa por la que habían acordado, con lo que pudo viajar a media noche a despedirse de aquella mujer que lo vio nacer y que celebró con sus aplausos las primeras canciones que entonó en su niñez.
“El carnaval del mundo engaña tanto que las vidas son breves mascaradas. Aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar a carcajadas”.

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