Mi candidatura por un gato

Esta obra de teatro no deja de ser otra tragicomedia de la vida política, pero en esta le dejo que intuya el final usted, mi estimado lector(a). ¡Ah!. A los periodistas mencionados con nombre propio les pido disculpas, pues la sátira no va contra ustedes.

Personajes:
Gilberto: Candidato a la alcaldía de una pueblo cualquiera.
Teresa: Esposa del candidato.
Ernesto: Asesor de campaña.
Usted, amigo(a) lector(a), que para este caso hará de narrador(a).
USTED: ese día de elecciones para alcaldía el ingeniero civil, casado por lo civil ante un juez civil, candidato del partido de la O, don Gilberto, se encontraba esperando los resultados del escrutinio que informaba cada hora la Registraducha Nacional del Estado Civil. Sentados frente al televisor, don Gilberto y doña Teresa, su esposa, esperan impacientes los resultados definitivos.
GILBERTO: parece que nos va a ganar la oposición…
TERESA: y la verdad, Gilberto, es que tengo algo que decirte…
GILBERTO: ¡dime pronto, antes del próximo boletín! Recuerda que el conteo de votos ha declarado un empate.
TERESA: es que esta mañana se me quebró el espejo de la pieza y eso trae mala suerte.
GILBERTO: ¡noooooo! ¡imposible! ¡dime que no es cierto, Teresa!... Llamaré inmediatamente a mi asesor. Quiero saber qué debo hacer. A ver… 312 tan tintín, tinto tan… ¿Ernesto?... Imagínate que esta mañana bla, bla, bla, bla… y entonces bla, bla, bla… ¿Qué hago?
ERNESTO: doctor, que no lo sepan los medios de comunicación. Esa es la solución, para que la gente no se entere a última hora de esta calamidad y resuelva votar por la oposición.
TERESA: ¡pero… los paparazzi del Antioqueño ya lo saben! (Llora)
ERNESTO: no se preocupen. Fernando Espinoza es fácil de sobornar.
GILBERTO: yo me puedo encargar del Norteño. Alfonso Buriticá ha sido político y conoce de estos imprevistos de última hora. Eso le financiamos la próxima edición del periódico…
TERESA: ¿y Pacho Moná qué?
ERNESTO: llámenlo y le dicen que le vamos a hacer un pedido bien grande de su tienda para la celebración del triunfo…
USTED: la hora del boletín definitivo se acercaba y como siempre pudieron negociar con los medios de comunicación, inclusive con Luis Humberto de Teleyarumal, lo del espejo de la mala suerte quedó en silencio. Teresa, Gilberto y Ernesto estaban tranquilos frente al televisor. Los escrutinio declaraban empate, pero faltando dos minutos para el resultado definitivo Gilberto salió hacia el baño y:
GILBERTO: ¡nooooooo!
TERESA: ¿qué pasóooo?
ERNESTO: ¡¿quebraste el espejo del bañooo?!
GILBERTO: ¡peor! Allí… en la ventana del baño… hay… ¡un gato negroooo!
USTED: nada qué hacer. El periodista que informaría el conteo definitivo ya estaba emitiendo en la televisión.
Bueno, mi amigo lector. Si usted es agüerista ya sabe el final de esta historia. En caso contrario, espere el desenlace de esta tragicomedia en otra Página en blanco.

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