Candidato al congreso

Aun no sé si me causó gracia o indignación saber que el Tino Asprilla se había postulado como candidato al Senado de la República. Lo que me dejó de una pieza fue su persuasivo eslogan de campaña: “El Tino la mete por usted”. Se me vino a la memoria las fotos que publicó Soho y que pude ver por Internet. Aunque yo no sé con qué caña si yo estoy mejor dotado, lo que pasa es que en la foto que se publica en esta columna aparezco de medio cuerpo. Lástima, cuando mi hermano la tomó estaba yo en bóxer ¿no me creen?
Entonces, debido a que nuestra Constitución es clara al manifestar que para ser congresista se necesita sólo ser colombiano de nacimiento, ciudadano en ejercicio y tener más de treinta años de edad en la fecha de la elección para el senado y más de 25 años para la Cámara de Representantes, pues les cuento que yo cumplo con todas las exigentes condiciones. Nací en Colombia, tengo cédula y ya pasé del tercer piso hace una ratico. Además, como la mayoría de los políticos dicen que “un grupo representativo de personas les ha pedido se postule como candidato”, yo también digo lo mismo, ya que represento al partido político denominado Movimiento Telúrico y nuestro eslogan es “Por la reconstrucción del país después del temblor que dejó la corrupción, el clientelismo, la para y farc política. (Licencia en trámite)”. Un poco largo, pero es más largo el del Tino que tiene dos connotaciones.
En estos momentos estoy corriendo mucho dando la vuelta a Colombia recogiendo las 50 mil firmitas que necesito para inscribir mi candidatura al Senado, si no las recojo antes del 2 de febrero voy a quedar es cenado por ponerme de aliñao y no adherirme a un movimiento de tradición o más popular que el creado por mi, sobre todo porque debo suscribir una póliza de seriedad –aunque usted no lo crea-, demostrar respaldo popular –para eso son las firmas-, seleccionar un nombre y un logo que identifique el movimiento, los cuales ya tengo ¡Ah! Y dos fotos. Ya casi cumplo con todos esos requisitos, sólo necesito que usted firme. Que ¿qué les prometo? A ver… varios puestos públicos, en el metro de Medellín; algunos contratos… de arrendamiento; rebajas en el seguro… exequial; becas para estudiar en la universidad… de la vida; viajes al mundo de la canabis y entradas a los mejores hoteles de Cartagena –usted paga la salida-.
Este 14 de marzo espero voten por mi. Ya saben, en este país nada más se necesita tener un poco de popularidad para aspirar a una curul en el congreso (o ser presidente de la república). Ejemplo de ello: Javier Fernández Bonet (comentarista de deportes), María Isabel Urrutia Ocoró (la famosa pesista), Alfonso Lizarazo, el Príncipe de Marulanda (Hugo Patiño) y para estas justas de este año la bella Aura Cristina Geiner -quien no debe saber nada de leyes, pero que puede ser una hermosa flor que adorne esa pantomima de tozudos bozudos y calvos legisladores de la patria-, y el impúdico negro del que hablaba hace unas líneas. Me lo imagino desenfundando su revólver 38, dos tiros al aire del recinto del Senado, su sombrero vueltiao en la otra mano, un urra a pulmón y luego un “¡apruebo, señor presidente!”. Bueno, parece que cualquier bruto puede gobernar ¿Recuerdan al concejal lustrabotas de Bogotá? ¿Han oído hablar de un tal Chávez? ¿Les han contado de los concejales de Yarumal que se dormían en plena sesión y en casi todas?
Pero yo voy a ser diferente y transparente. Y por eso no aceptaré el cheque del Binomio que le ofrecieron a mi campaña. No recibiré dineros calientes. Y aunque cumplo con todos los requisitos tal vez no llegue al apetecido Senado porque no soy rico de nacimiento, ni he ocupado puestos públicos por recomendación, ni he robado, ni soy mentiroso y charlatán y lo otro, que no soy bruto. Señores de la Registraduría, ¿me aceptan nada más las dos fotos?

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