Un oculto lenguaje machista

A propósito de que acaba de pasar la celebración del día del idioma y del día de la madre y un poco más lejos el día de la mujer, se me ocurrió buscar en internet, en donde ya todo se encuentra, algunas palabras de uso cotidiano que en tono machista usamos hombres –y mujeres- de habla española. No tardé mucho. En páginas de humor y muchas otras nos damos cuenta de la forma cómo nuestro lenguaje es machista. Me remito a transcribir –ya se llama corte y pegue- algunas frases y palabras de esas que discriminan y que no le aportan nada a una sociedad con anhelo de ser más justa. Veamos lo “expresivo”, por ejemplo que es el idioma oculto de los hombres:
¿Quieres ir a cine? = Me gustaría tener sexo contigo.
¿Quieres ir a cenar? = Me gustaría tener sexo contigo.
¿Me puedes dar tu número celular? = Me gustaría tener sexo contigo.
¿Salimos a bailar? = Me gustaría tener sexo contigo.
Estoy aburrido = Me gustaría tener sexo contigo.
Te amo = Me gustaría tener sexo contigo.
Bueno, en la siguiente frase hay una pequeña variación en la dificilísima significación del idioma masculino:
¡Qué lindo vestido! = ¡Qué tetas!
Pero fíjense en estas joyas de nuestro lenguaje, aunque para no ser vulgar o guache remplazaré la palabra “puta” por la frase “la palabra aquella”.
Zorro = Vivaracho, avispado.
Zorra = La palabra aquella.
Perro = Mujeriego.
Perra = La palabra aquella.
Aventurero = Osado, valiente, arriesgado.
Aventurera = La palabra aquella.
Cualquier = Fulano, Mengano.
Cualquiera = La palabra aquella.
Callejero = De la calle, urbano.
Callejera = La palabra aquella.
Regalado = Que se ofrece para una labor por aquello de quedar bien.
Regalada = La palabra aquella.
Hombrezuelo = Hombrecillo, pequeño.
Mujerzuela = La palabra aquella.
Hombre público = Personaje destacado.
Mujer pública = La palabra aquella.
Hombre de la vida = Hombre de gran experiencia.
Mujer de la vida = La palabra aquella.
Golfo = Masa de agua marina rodeada de tierra.
Golfa = La palabra aquella.
Adúltero = Infiel.
Adúltera = La palabra aquella.
En fin, no me queda espacio para mencionar más vocablos de este estilo. Sólo quiero rematar diciendo que el lenguaje genera identidad en los pueblos, pero que este se encuentra en constante cambio, que estos cambios “son producto de nociones de libertad, solidaridad y justicia”. Así es como se enriquece y amolda a nuevas situaciones y esto, según pude averiguar, se manifiesta, por ejemplo, en la inclusión en el uso de los femeninos singulares. Ni sé qué es eso, sin embargo les aclaro lo que entendí: hace pocos años era casi un chiste decir abogada, doctora, generala, presidenta, ministra, jueza, licenciada, entre otras. En cambio ahora sería una humorada oír a una mujer presentándose de la siguiente manera: “Hola, soy Marcela y soy abogado”. Algo se ha ganado, mis queridas amigas, aunque es poco. Y por ese derecho a la igualdad idiomática: mujeres, ¡a la carga! Que de nuestra cultura sea eliminada de una vez por todas la expresión “la palabra aquella”.

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