Imágenes no tan infantiles

El nombre que les dio Ramón Gómez de la Serna fue el de “Greguerías”. Son unos escritos cortos cargados de imaginación. Se necesitan unas gafas especiales para ver el mundo en greguerías o huirle a la cordura para que al alcanzarnos no nos enloquezca. Lástima que al llegar a la adultez esta percepción se pierda. A continuación les comparto el resultado de un taller literario sobre el tema en mención, realizado con niños de quinto de primaria.

La A es un agronivel. Érica.
La b es un palo de golf. Mónica.
La C es la luna nueva. Jónathan.
La D, la oreja de un pocillo. Mónica.
La E es una mesa de tres patas caída. Alejandra.
La f es un farol en una esquina. Isamar.
La G, un caracol. Kelly.
La h, un taburete. Valentina.
La i es una vela. Mónica.
La J es un anzuelo. Lina.
La es K el pico de un pájaro carpintero. Juan Felipe.
La L, una banca. Érica.
La M, las orejas de un conejo. Isamar.
La n es una montaña. Mary Luz.
La O, el lente de unas gafas. Diego.
La P, una colombina. Érica.
La Q, una raqueta. Lina.
La r, una pita enredada en un tronco. Diego.
La S es una anaconda. Lina.
La t, la cruz de un collar. Valentina.
La U es una niña invisible saltando cuerda. Kelly.
La V, dos cachos. Mary Luz.
La W, los cascos de una vaca. Alejandra.
X, un catapis. Valentina.
La Y es una cauchera. Isamar.
La Z, una N desmayada. Juan Felipe.
Para no quedarme atrás, aunque como ven ya es un hecho, comparto con ustedes unas cortas líneas que dedico a dos cosas que me embelesan con cada una de mis neuronas: las mujeres y la música. En el mes del idioma, a todas las mujeres. Ellas que nos han enseñado a vivir las palabras ternura, silencio, paciencia, belleza, esperanza, abrazo, camino, ruta, caricia, piel…
Con tus pentagramas me baño al son de la orquesta que nos gusta. Te percibo en esta canción y me pregunto ¿dónde estás ahora?... Te espero todavía al son de mi hamaca somnolienta mecida por el tiempo, péndulo del espacio que alberga tu vacío en las auroras rojas de verano. Ansío escuchar de nuevo el sonido de tu cuerpo, tus corcheas explosivas, tus silencios largos, la clave de tu sol… La armonía calla en mi cerebro… Silencio en el pentagrama… Una lágrima acaba de perderse anclada en un compás que viaja con el viento acompañada de un suspiro… ¡Y no ha terminado la canción!

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