Arriba rating

Rating (léase reitin) es la medida de los niveles de audiencia de las cadenas de televisión. Lo que yo no sabía era cómo lo medían y aunque no quiero ahondar en ello me remitiré a informarles que es a través de un aparatico parecido a un DVD llamado People meter (medidor de personas) que se instala en algunos monitores de televidentes para así luego deducir el resultado de lo que ven miles o millones de personas. El detalle es que no conozco a nadie que tenga uno, tal vez porque a quienes se los dan los hacen firmar un papel de confidencialidad y les dan unos incentivos en artículos domésticos. Las cadenas de televisión no sobrevivirían sin esta medición de audiencia, la que convierten en dinero por los espacios publicitarios. Nosotros ayudamos a las cadenas de televisión a conseguir dinero de la forma más particular: viendo los programas con los que nos identificamos. Es algo así como dime qué ves y te diré quién eres. En ratingcolombia.com se puede constatar lo que somos los colombianos por lo que vemos pues los programas más vistos son aquellos que nos muestran la neurosis, la hipocondría, los que nos hacen disfrutar del sufrimiento de otras personas, porque somos amantes de la melancolía ajena. Los seres humanos disfrutamos el amarillismo, nos encantan los escándalos, ver el maltrato, la afrenta, en otras palabras, ver lo que somos y que escondemos tan bien. Por eso Laura aparece siempre entre los 10 programas más vistos por los colombianos. En qué nos estamos convirtiendo… ¡Que pase el desgraciado! No se rían que para escribir esta nota me tocó mamarme varios capítulos de este y de otros programas que no me gustan y que enseguida mencionaré. Ya decía un estudioso del comportamiento humano que poseemos tres vidas: una pública, una privada y otra secreta. Hay cosas que no queremos que la gente sepa de nosotros, pero que se pueden destapar en cualquier momento y hay otras cosas que queremos que mueran con uno. Estas últimas son las que nos encanta conocer, sobre todo de la gente importante, como para consolarnos diciéndonos “si esto le pasa a ellos, ¿de qué me arrepiento?; si esto lo hacen ellos ¿por qué me culpo de mis embarradas?” De ahí que programas tan vergonzosos como El lavadero, Sweet y esta otra joya, La red, sean tan vistos. Yo que nunca he sido homofóbico le cogí asco a esos programas tan maricas, que nos quieren vender la idea de que las mujeres y los homosexuales son todos chismosos, pero el problema no es ese, es quiénes son las personas que más los ven, adivinen, porque el rating también mide la audiencia por sexo y edades. ¡Fuera!, ¡fuera!, ¡fuera! No menos visto es el tal Protagonistas de nuestra tele, una farsa en la que los organizadores se preocuparon por aparentar una masiva convocatoria cuando ya tenían organizados los perfiles de quienes iban a protagonizar los escándalos en ese encierro de casa estudio. Desde antes de iniciar este programa se buscaba una damita hermosa que se embarazara durante el mismo y un gay sin vergüenza que se prestara para esta comedia y los consiguieron, con lo que se ganaron un Óscar. En este reality (de realidad) se muestra el ser humano en sociedad: personas con una autoestima tan baja que hacen cualquier cosa para llamar la atención, para tener popularidad, para salir en televisión. Ya lo había descubierto Freud, tenemos dos necesidades: el sexo y el reconocimiento y en este canal sí que saben obtener un gran rating aprovechando la inestabilidad emocional y sentimental de los que “ganaron” su lugar en esa transmisión, para sostener la tensión en los personajes y en el espectador. Qué crueles somos los humanos y qué bajo hemos caído. Que supieran los amantes de estos programas que al frente no tienen una pantalla sino un espejo.

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