Huraño nada más

Tal vez con el siguiente texto responda la pregunta que me hizo un amigo sobre mis embarradas. Yo, que nunca he pretendido ser perfecto, he luchado nada más contra el prejuicio de que los servidores públicos debemos ser ejemplo ante la sociedad, modelos ante los ojos de quienes disfrutan su libertad. Claro que he metido la pata muchas veces y agradezco a quienes me han dado otra oportunidad. Porque ante la embarrada no se necesitan reproches, ni la obligación a una disculpa cuando el arrepentimiento cincela el pecho. Yo que he sido un ermitaño de mi pieza, en la que me encierro para esconderme del mundo o de mi espejo, huraño por herencia, suicida del tiempo que me queda, he despreciado estar vivo, me duele respirar y anhelo mis cenizas. Por eso, ante el error, la culpa es la que hace el nudo de la horca. Yo he cometido muchas embarradas y ante todas he deseado no estar en este pellejo, pero de todas he salido avante, con la misma piel y me han enseñado a formar mi carácter, al precio de irme arrinconando en una esquina del tiempo. Esta nota la dedico a alguien en especial que tal vez me ha entendido sin explicarle y a la que le doy las gracias. Sé que se la embarré y su silencio ha agrandado mi culpa a tal punto de obligarme a escribir lo que mi lengua muerde: un ocre sabor a una disculpa. He cometido errores grises que han podido acabar con mi existencia y he sobrevivido gracias a la protección de los dioses. Los dioses aman a los genios y a los santos y se los llevan temprano. Necesitan de ellos su consejo. Yo, que soy ingenuo y nunca he dado ejemplo de religiosidad he demorado en dejar este universo. He cometido errores de tumba y aquí estoy sospechando hasta cuándo. Tal vez algún día me vuelva santo, o genio, o ambos, y la flaca me necesite para que le aconseje su próxima víctima en su parietal derecho. O tal vez no cometa ningún error, pero algún santo o algún genio me confunda y me nombre. Ese día quiero que me entierren con mi guitarra, un lápiz, una hoja de papel en blanco y una botella de vino, para escribir una canción al oscuro y tenebroso mundo de los vivos.

Comentarios