EPIFANÍA.


Las estrofas 14 y 15 del Himno antioqueño dicen: “Perdonamos al rendido / porque también hay nobleza / en los bravos corazones / que nutren las viejas selvas. // Cuando volvemos triunfantes / las niñas de las aldeas / rinden coronas de flores / a nuestras frentes serenas”. En ellas el poeta hacía referencia a los combatientes de su época y hablaba de perdonar al enemigo. El perdón era un signo de nobleza en su época. Tal vez él murió también soñando con un país en paz, como mi abuela.

Este año se cumplieron 105 años de la muerte del poeta Epifanio Mejía y pasó casi inadvertido porque no se hizo nada del tamaño de su locura para darlo a saber en el resto del universo. ¡Hasta los extraterrestres deberían estar leyendo su obra plasmada de montañas! Pero no. Ni un canto a sus barbas, ni un verso a su mirada. Mientras que el año pasado todo el país hablaba de Rafael Pombo porque se declaró que a 105 años de su muerte el poeta seguía más vivo que La pobre viejecita y el Renacuajo paseador aquel que no era miembro de ningún comité negociador de paz de guerrilla alguna. 

Y existen otros eventos nacionales que permiten negar el olvido de quienes han hecho más grande municipios pequeños como lo hacen con Poetas como Julio Flórez, Ciro Mendía (allí cerca, en Caldas) y José Manuel Arango (allí cerca, en El Carmen de Viboral) y otros más, y aquí nada ha sobrepasado el mugir agonizante del novillo ensangrentado, ni el estallido caprichoso que mató la madre tórtola.

Pero a los desquiciados integrantes de El sueño del pino se les ocurrió que Yarumal, ¡carajo!, sí podía hacer algo para reivindicarse con la memoria y el legado de este hijo taciturno: sugerir al Concejo Municipal un proyecto de acuerdo para crear un evento de carácter nacional, un concurso de poesía con el nombre Epifanio Mejía. 


Creímos que no habría eco, sin embargo el miércoles 6 de noviembre en sesión del Concejo Municipal escuchamos que hay una comisión encargada de socializar este proyecto. Esperamos que esta comisión logre convencer a todas las bancadas para que sea aprobado como acuerdo municipal y paguemos la deuda que tenemos con el creador del Himno Antioqueño. Aunque un concurso nacional de poesía es un premio, el galardón lo recibirá Yarumal y el trofeo, Epifanio. 


Libertad de perfumes exhalan las montañas de Epifanio. Y los hijos de esta tierra aspiran las esencias de sus versos, aman la libertad del sol y el cantar de los huracanes en las sierras. El hacha de los abuelos todavía la llevan los arrieros en el carriel de los recuerdos. 


Entonemos un himno a la mirada triste de El cantor de la libertad, hagamos un poema a sus barbas, alabemos su locura y marchemos al compás de sus estrofas porque el poeta no ha muerto. No lo hemos olvidado. Señores del Concejo, qué regalo le dan a las letras al aprobar este acuerdo. Señor Alcalde, al usted firmarlo para su aprobación, convierte su rúbrica en un verso.

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